Barefoot con cabeza: lo que dice un podólogo (y lo que no te dicen las marcas)

Barefoot con cabeza: lo que dice un podólogo (y lo que no te dicen las marcas)

Durante años los has tenido encerrados. Castigados. Sometidos. Como si fueran delincuentes reincidentes en lugar de los responsables de sostenerte todos los días de tu vida.

Y ahora resulta que aparece el calzado barefoot.
Las zapatillas barefoot, los zapatos minimalistas, las famosas bambas barefoot...

Y tú lees por ahí:
“Imitan la sensación de andar descalzo”.
“Fortalecen los músculos del pie”.
“Mejoran la postura”.
“Activan la musculatura de las piernas”.
“Distribuyen mejor el peso del cuerpo”.
Y lo mejor: “Podrían ayudarte a evitar juanetes, fascitis plantar o dolores articulares raros que tienes y nunca sabes por qué.”

Y piensas:
“Sí, pero… ¿esto es para mí?”

Pues mira.
Sí.
Y no.
Depende.

¿Tienes pies?
Entonces sí.
¿Esperas que tus pies hagan maratones mientras los tienes embutidos en una cárcel acolchada de goma barata con cámara de aire?
Entonces no.

Porque eso no es andar.
Es castigar al cuerpo con una forma de caminar que ni los romanos borrachos tras un banquete de uvas.

Lo dice el podólogo Dr. Héctor Alonso. Un tipo que no va vendiendo barefoot shoes en Amazon ni en TikTok.
Él estudia pies. Los mira, los toca, los huele (esperamos que con guantes).
Y dice algo así como:

“El calzado barefoot ayuda a mantener la musculatura del pie y de la pierna más activa y tonificada. Fortalece el pie, mejora la postura y la pisada. Pero no es para todo el mundo, ni para todo el tiempo. Hay que adaptarse. Y si tienes una biomecánica mala, mejor que vayas poco a poco y con alguien que sepa lo que hace.”

Vamos, que no es magia.
Pero casi.

¿Quieres probar?
Aquí tienes una colección que no tiene desperdicio →
Zapatillas barefoot y zapatos minimalistas en Nordiks.


Modelos para todos los gustos. Desde lo más técnico hasta lo más casual. Desde el minimalismo puro al estilo “yo voy descalzo pero con flow”.

Y ojo, que el artículo también lo deja claro: este tipo de calzado es especialmente bueno para niños.
¿Por qué?
Porque sus pies están en construcción.
Y un pie en construcción metido en un zapato ortopédico y rígido... es como ponerle ruedines a un Ferrari.

Barefoot sí. Pero con cabeza.
Empieza poco a poco.
Camina en césped, en arena.
Dale a tus pies tiempo para reaprender lo que sabían hacer de forma natural.

Y cuando notes que te duele menos el cuerpo, que tu pisada es más firme, que ya no vas pisando como pato mareado…
Ahí sabrás que no te vendieron la moto.

Te vendieron el suelo.

Y tú, por fin, volviste a tocarlo.


Fuente: Artículo original en Clara.es con declaraciones del Dr. Héctor Alonso → Enlace directo aquí

Regresar al blog